si antes de empezar dejaran elegir el camino, todo sería más fácil.
el destino es simplemente una palabra cruel y despiadada que encamina las vidas a caminos equivocados.
las cartas que se reparten siempre son engañosas, las señales ambiguas.
las campanadas que señalan un comienzo deberían ser el tiempo de repartir las vivencias de aquello que se celebra.
escribir unas lineas, respirar y cerrar los ojos, mirar a través de la ventana...todo para elegir qué seguir, qué hacer, sabiendo que ir a contracorriente es inútil, el empeño no es más que una pérdida de tiempo, todo parece que ya está hecho, entonces ¿qué?
que las decisiones te lleven al donde ellas quieran, que el destino haga que te equivoques una y otra vez, pero que al menos te de esa oportunidad.
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