Que no la llamen loca por hablar sola e imaginar conversaciones imposibles. Que no la miren en el metro cuando saque un viejo libro del bolso y lo lea en voz alta. Que no la critiquen cuando, fascinada, observe a una pareja en un parque. Que no hablen de ella cuando, sola en el cine, llore por el amor que acaba de perder la protagonista.
Que no digan nada pues lo único que hace es soñar, querer que los demás disfruten de las bellas palabras que ese libro contiene, envidiar y también admirar el amor que otros tienen y sufrir por las pérdidas, aunque sean en la ficción.
2 comentarios:
hacen falta quijotes...
montalbanes, bertoluccis y guevaras
bss!
se te olvida una muy importante: Mafalda!!!
Publicar un comentario