Alguien fuma en el cajero
y sueña que tiene la televisión prendida.
Qué triste es cuando se apaga la vida
durmiendo en la calle.
En un hotel de mil estrellas,
con mil recuerdos de única compañía,
el mundo está lleno de fantasmas
durmiendo en la calle,
cerca de tu casa.
El mundo está lleno de fantasmas
durmiendo en la calle...
Durmiendo en la calle cerca de tu casa, en todas partes, en muchas ocasiones resultan molestos, estás andando e incluso te ver forzado a cambiar de acera, en el coche subes la ventanilla, tomas precauciones y evitas cualquier tipo de contacto
Hay ocasiones en las que sin nada que hacer te paras a observar a aquellas personas que, a pesar de vivir en la misma ciudad que tú, llevan rutinas tan diferentes. Las observas y los sentimientos se confunden: pena o empatía.
Pena:Cuidado, aflicción o sentimiento interior grande
Empatía:Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro
Porque quieres pensar que es empatía, que entiendes la mirada de auxilio que te lanzan, sin embargo sabes que el único sentimiento que recorre tu cuerpo es el de pena, porque no puedes entender qué se siente al vivir en la calle, al encontrarte borracho a las 12 del mediodía sin saber por qué
El reloj ya marcaba el mediodía, las horas pasaban lentamente algo lógico en las esperas sin motivo, a escasos metros un grupo de hombres de unos 50 años, búlgaros, quizá, señalan las plazas libres de aparcamiento,gorrillas de los que huyes siempre que puedes
Uno de los hombres está tumbado en el suelo, parece que ha bebido, no puede levantarse, arrastra los pies levantando polvo, parece que dice algo pero su tono de voz es muy débil, el resto del grupo le ayudan, lo intentan sentar en el suelo con la cabeza apoyada a un banco, vuelve a caer
Una piedra del suelo hace que su ceja comience a sangrar, dando vueltas se acerca a otro grupo de gente, los mira, sus ojos azul claro piden ayuda, no la obtiene, suplica un cruce de miradas
Por fin aparece la policía, le traquilizan, llaman a una ambulancia y Armando, así se llama, comienza a llorar, no entiende qué pasa, le curan sigue llorando, se calma y se va
El resto del grupo siguen sentados en su banco se une un hombre más mayor que el resto y extremadamente delgado beben algo de vino y comparten un cigarrillo, lo que ha marcado el día de algunas personas en un banco más allá es una dura rutina, lo cotidiano
Ya no esperarás sus palabras
Hace 14 años
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