viernes, 21 de noviembre de 2008

conciencia


hay cosas que desde pequeños se introducen en nuestra rutina para, poco a poco, tener un lugar indiscutible en nuestras vidas

en un principio lo hacen disfrazadas de seres entrañables que causan simpatía, pero hay un momento en el que sus mensajes han perdido la fuerza y eficacia de antaño, no hay disfraces ni máscaras y la realidad se presenta ante nuestros ojos

ese instante marca todo el futuro, el camino a recorrer

parece que no todo el mundo tuvo el placer de conocer a Pepito grillo, aquel ser que representaba la conciencia de un niño que, a pesar de ser bueno, pecaba de mentiroso

puede que exista el pensamiento de que la conciencia solo ralentiza el frenético ritmo de vida, que hace que las personas se detengan ante los problemas, el día a día y consulten sus principios y el modo de obrar correcto, que consulten lo que tendría que ser por ley el libro que se encontrara en todas las mesitas de noche,el de sus valores, su moral, sentido común

sin embargo con sólo mirar a través de la ventana este sueño se rompe en mil pedazos, dista mucho de la realidad pensar que las personas, todas sin ningún tipo de exclusión, se miren el ombligo no por propio interés sino para llegar más allá y poder discernir sobre la bueno y malo de cada acto

antes de todo cabría haber determinado estos dos principios la bondad y la maldad, tan abstractos que se ignoran en beneficio de unos pocos, de una minoría que sabe qué es la conciencia, en qué consiste y que hasta puede que la tenga,pero la posición en la que se encuentra hace que quede tan remota que ni paran un segundo a consultarla

las consecuencias son las típicas cuando una mayoría se ve beneficiada, la inmensa minoría sufre, de nuevo una utopía, pensar que la falta de conciencia es cosa de minorías, ojalá, sin embargo es una pandemia manifestada de mil formas diferentes y con una solución tan sencilla que parece ser que nadie la ha visto

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