Cuando el despertador sonó se dio cuenta que ya llevaba una semana sin poder dormir. Tras lavarse la cara y comprobar que las ojeras eras más que evidentes se dispuso a tomar café, su único capricho, pero tras 7 días de lágrimas e insomnio ya no quedaba.
La casa estaba más fría que nunca, nadie le esperaba cuando volvía, nadie comía frente a ella, ya no quedaba nadie.
Todos se fueron yendo presos del miedo, pero del miedo a qué, se preguntaba en sus largas noches de silencio.
Ella sabía la respuesta, ella sabía el motivo, había un por qué, ella era todo, la respuesta, el motivo, el por qué.
Cuando comenzó todo, no había ni respuestas, ni motivos, ni por qué, cuando comenzó todo sus ojos eran el centro de atención por motivos muy diferentes a los de ahora, brillaban, iluminaban al resto.
Después y poco a poco se apagaron, se consumieron como una vela durante la noche, y trajeron consigo las ojeras, las noches sin dormir, la falta de café y, sobre todo, la soledad.
Todo fue por él, tonta enamoradiza no quería decir que no, él era perfecto, protector, guapo, tenía dinero y la trataba tan bien...hasta que... hasta que llegaron otros ojos, otra mirada, y los suyos comenzaron a nublarse, entonces él se fue, llevando más de lo que le había dado, y ella...
Ella ya no quería pasar una noche más pidiendo, rogando, ella no quería vivir para ver si aquel hombre volvía, ella quería volver a casa, ella no podía luchar más.
Todos olvidaron que existía, pasaron semanas, meses... cuando la encontraron si quiera pudieron reconocerla, ella ya no estaba allí, había vuelto hace semanas, meses a casa.
La casa estaba más fría que nunca, nadie le esperaba cuando volvía, nadie comía frente a ella, ya no quedaba nadie.
Todos se fueron yendo presos del miedo, pero del miedo a qué, se preguntaba en sus largas noches de silencio.
Ella sabía la respuesta, ella sabía el motivo, había un por qué, ella era todo, la respuesta, el motivo, el por qué.
Cuando comenzó todo, no había ni respuestas, ni motivos, ni por qué, cuando comenzó todo sus ojos eran el centro de atención por motivos muy diferentes a los de ahora, brillaban, iluminaban al resto.
Después y poco a poco se apagaron, se consumieron como una vela durante la noche, y trajeron consigo las ojeras, las noches sin dormir, la falta de café y, sobre todo, la soledad.
Todo fue por él, tonta enamoradiza no quería decir que no, él era perfecto, protector, guapo, tenía dinero y la trataba tan bien...hasta que... hasta que llegaron otros ojos, otra mirada, y los suyos comenzaron a nublarse, entonces él se fue, llevando más de lo que le había dado, y ella...
Ella ya no quería pasar una noche más pidiendo, rogando, ella no quería vivir para ver si aquel hombre volvía, ella quería volver a casa, ella no podía luchar más.
Todos olvidaron que existía, pasaron semanas, meses... cuando la encontraron si quiera pudieron reconocerla, ella ya no estaba allí, había vuelto hace semanas, meses a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario